Está claro que, desde la vitalidad desbordante de un niño...hasta la situación límite del coma cerebral, existen muchos niveles de "vitalidad"...,pero en todos los casos lo decisivo es "estar vivo".
Entre los signos de vitalidad podríamos destacar la actividad...y el instinto de conservación de la vida...en respuesta a situaciones de verdadero riesgo de perderla.
Estamos hablando de vida natural, pero ¿ podríamos aplicar estos mismos criterios a la vida sobrenatural ?
Siempre me ha llamado la atención el comentario que hace Jesús en Lc 9, 57- 62, a uno que habiendo recibido la llamada a seguirle...trata de postponerla para acompañar a sus padres hasta el final de sus días: "¡Deja que los muertos entierren a sus muertos, tu sígueme!".
El Señor deja claro que SÓLO PUEDE CONSIDERARSE "VIVO" EL QUE TIENE VIDA ETERNA, la vida temporal es tan precaria que es tenida por muerte.
A mi me hace considerar la diferencia que hay entre un muñeco al que se le da cuerda...y un niño de verdad; la "cuerda" sería la vida temporal, que nos es dada por "Otro", más o menos vueltas..según el plan que ha diseñado para cada uno, ese tiempo lo desconocemos, y una vez que se gasta ...el juguete se detiene; parecía muy vivo, pero sólo vivía en apariencia.
Un niño "de verdad" por el contrario, se mueve por sí solo.
Pienso que en este sentido, la historia de Pinocho está llena de enseñanzas..., y si lo dudas mira el enlace que te incluyo.( PODRÁS SER UN NIÑO DE VERDAD)
¿QUÉ DISTINGUE, ENTONCES, A LOS MUERTOS DE LOS VIVOS?
La respuesta está en EL ESPÍRITU QUE LOS ANIMA, el motor de sus pensamientos, de sus deseos y de sus obras.
Una de las escenas más impactantes de la Sagrada Escritura es la que se narra en Ezequiel 37, 13-14:
¿Cabe expresar de un modo más claro que no estamos vivos si no hacemos nuestro el Espíritu de Dios?
¿Nos hemos preguntado, con sinceridad, si nos contamos entre los vivos...o entre los muertos?
ESTAMOS VIVOS CUANDO COMPARTIMOS NATURALEZA CON JESUCRISTO...QUE "ES LA VIDA"( eso es lo que se entiende por "estar en gracia").
¿EXISTEN "SIGNOS VITALES" DE LA VIDA DIVINA DEL ALMA?,
Por analogía con la vida natural podríamos identificar esos "signos":
LA RESPIRACIÓN DEL ALMA ES LA ORACIÓN, ¿recitamos a lo largo del día oraciones, poniendo en ellas la "atención de la mente y el afecto del corazón"?, ¿tenemos trato personal con Dios?...¿no?, pues si no lo hacemos... podemos estar muertos.
Si no aceptamos otro "dueño" que nosotros mismos....es más que probable que estémos muertos, aunque nos creamos muy vivos.
EL INSTINTO DE CONSERVACIÓN REFLEJA EL VALOR QUE DAMOS A NUESTRA VIDA,
¿Evitamos las ocasiones o los lugares en los que resulta fácil ofender a Dios?, ¿hemos perdido -por el contrario- el sentido de la gravedad del pecado?...
Hace unos días, Benedicto XVI, refiriendose a la posibilidad real que todos tenemos de ser santos ..concluía:
En sintesis, siguiendo los el programa de vida que nos propone el Papa, mantendremos una íntima relación con Dios, compartiremos su Vida divina...y tendremos la seguridad moral de estar verdaderamente VIVOS.