Bienvenidos a mi blog

La razón de incluir este blog en una web de formación como es identidadymision.com es crear una ocasión continuada de expresar ideas, y de compartir experiencias, que como ser humano, como amigo, como padre, y -en todo caso- como cristiano, he adquirido y acumulado a lo largo de una vida que empieza a ser... dilatada en el tiempo.

¡Ojalá, pueda lograr ese objetivo!

INDICE TEMÁTICO DEL BLOG, CON ENLACES A LAS ENTRADAS, Y ORIENTACIÓN SOBRE SU CONTENIDO...


sábado, 19 de marzo de 2011

19 DE MARZO, UNA FIESTA MUY ESPECIAL

  Hoy es un día de gran fiesta para toda la Iglesia...y para mí, personálmente.

José era un hombre corriente de su tiempo, y aunque Dios le había adornado con cualidades excepcionales, con vistas a la tarea que le tenía reservada, no estaba exento de los peligros de la concupiscencia, por lo que su fidelidad fué doblemente meritoria.


Se enamoró de una adolescente de su pueblo... ( ¡qué fácil sería enamorarse de Ella !), con la inmensa fortuna de ser correspondido..., la doncella se llamaba María.


A partir de ese momento su vida estuvo repleta de satisfacciones y de sufrimientos.


Era tan grande su amor por María que había respetado su promesa de virginidad, y en un gesto que evidencia su cariño y su Fe...aceptó consolidar su matrimonio, ya establecido en los esponsales, con una mujer  embarazada por Otro.


Auque Jesús no era su hijo biológico, fué tal la entrega a su cuidado y al de su Madre  que llegó a ser para Él un verdadero padre : ¡se ganó la paternidad!.


Como se desprende del relato de los Evangelios,  San José murió antes de que su Hijo de adopción diera comienzo a su vida pública, por lo que -sin duda- fué acompañado en el momento de su muerte por Jesús y por su querida Esposa, la Santísima Virgen Maria.


Tracicionalmente se representa a la Sagrada Familia con Jesús niño, destacando que Dios-hecho-hombre en nada se distinguía, en lo humano, de los niños de su edad; pero a mí me agrada imaginarme a esa Familia con un Jesús adolescente y adulto, y probablemente ya más alto que su padre, abrazando a ambos, a Maria y a José....


Esa imagen me lleva a percibir la ternura y el agradecimiento de Dios con aquellos que estaban gastando sus vidas a su servicio.


Es un modo de utilizar la imaginación para fomentar una vida de piedad sincera...y fundada en el conocimiento de los hechos.


Toda la Familia de Dios en la Iglesia le debemos un profundo respeto y agradecimiento, y le consideramos -como hacía Jesús- nuestro padre y señor, "siervo fiel y prudente a quien el Señor confíó su Familia", (antífona de entrada de la Misa , Lc 12,42), en Nazaret y a lo largo de la Historia, como Patrono de la Iglesia Universal.


Junto a esto, a nivel personal, me siento especialmente ligado a San José.


Mis padres se conocieron, se enamoraron y se casaron...después de que mi madre completara los "siete domingos a San José".... pidiéndole un "buen marido".


Además, nacido el 11 de Marzo, fuí bautizado el 19, en la Fiesta del Patrono de la Iglesia, por lo que hoy cumplo años "como hijo de Dios"..., aunque, bien pensado, en la vida eterna no cumplimos años, mejor podría decir que desde aquel instante, puse un pié en la eternidad...manteniendo el otro en el tiempo.

Iglesia de la Encarnación, de Loja, donde aquel 19 de Marzo fuí adoptado por Dios



Y por una disposición de la Providencia, en la partida de Bautismo fuí inscrito como "José"....; bien es cierto que entonces era frecuente asignar a los bautizados el nombre del santo del día...., pero mis padres me habian inscrito en el registro civil con el nombre de Aurelio.


Así es que, como cristiano, no solo cambié de identidad..., sino también de nombre.


Si San José es el "abogado de la buena muerte"...¡ qué mejor muerte que la experimentada en el Bautismo !.


Sabemos que el nombre que se impone al que se incorpora a la Iglesia, supone para el bautizado dos cosas: primero que se encomienda a ese santo, se pone bajo su protección, para que interceda por él y le ayude a llegar al Cielo, a ser santo.


Por otra, se le ofrece un ejemplo a imitar, un modelo para su vida cristiana.


¿No es una suerte haber sido confiado al cuidado de San José?


A lo largo de mi vida he experimentado su presencia y su ayuda, él me ha conducido desde mi infancia, y me llevó a conocer la Obra de Dios, de la que él mismo es Patrono, lo que me permitió adquirir una formación humana y espiritual ...que resulta decisiva para mantener la conciencia de la filiación divina, en un ambiente que rechaza a Dios.


Por todo ello  se entiende que hoy, festividad de San José, dia grande en la Iglesia, sea también un día muy especial para mí, sobre todo teniendo en cuenta que, además,  puedo celebrarlo por mi triple condición de padre.

¡Que pases un día muy feliz! 




jueves, 17 de marzo de 2011

¡ VAMOS A PENSAR UN POCO!

 ¿Por qué  está en peligro la transmisión de la Fe en nuestro tiempo ?, ¿ por qué nos insiste el Papa en que LA EDUCACIÓN CRISTIANA, EN NUESTROS DÍAS, ES UNA VERDADERA  EMERGENCIA?.


Hoy, que por desgracia vivimos la triple catástrofe que sufre Japón,  un terrible terremoto, un tsunami devastador y una amenazante fuga radioactiva, podemos entender -por analogía- el significado que debemos dar al término "emergencia": dramática situación en la que se impone la necesidad de rescatar, contra reloj, a muchos millones de personas, que yacen sepultados bajo los escombros de una civilización basada en el egoismo, en el desprecio de la dignidad humana, y en la cultura de la muerte.


Si se pierde esta generación....¿será posible conservar la Fe para la humanidad del futuro...?,  esta acuciante cuestión fue dejada en el aire por el mismo Señor: "¿ Cuando vuelva el Hijo del Hombre...hallará Fe sobre la Tierra? (Lc 18,8)


¿Por qué no se propaga hoy el incendio del Amor de Dios, como cabría esperar, como ocurrió en el ambiente pagano de la primitiva cristiandad?


Pienso que la explicación está en la escasa credibilidad de gran parte de los "cristianos" de hoy: está en crisis nuestra condición de testigos del Resucitado....,¿ si no ardemos con el Fuego del Espíritu Santo...cómo podríamos propagar el incendio ?

Y el "factor de convicción" de nuestra Fe, la prueba de estar viviendo Vida divina, es la alegría serena, el gozo de sabernos hijos queridísimos de Dios, de experimentar la inmensa emoción de sabernos "salvados"( todo depende de nosotros, de que aceptemos el Don de Dios), como se nos afirma en el Salmo 50 : "Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, y devuélveme la alegría de la salvación".


Si quienes nos llamamos cristianos, nos presentamos ante los demás con el pesimismo "esculpido" en nuestro rostro....¿cómo hacerles creer que hemos encontrado el Tesoro de la Vida eterna?


Si se nos ve condicionados por lo material, sometidos al imperio despótico de nuestras pasiones, obsesionados por la imagen que ofrecemos a nuestro alrededor...
     ¿ cómo podríamos atraerles con la belleza de la Fe?.


Por tanto, el problema no está en que aquellos a quienes debemos transmitir la Fe estén en una disposición muy desfavorable....sino en que nosotros, hablando en singular, no estamos respondiendo adecuadamente a la vocación cristiana.


Quizá ni siquiera sabemos lo que significa " SER cristiano", y lo limitamos a una  imitación externa del comportamiento ejemplar de Cristo, cuando supone una transformación que afecta a nuestro ser...,y se manifiesta en el obrar.

   Quizá no hemos comenzado a enterarnos del cambio de identidad y de misión que conlleva "aceptar pertenecer a Otro", ser "de Cristo", miembros vivos de su Cuerpo...en el que somos vivificados por su mismo Espíritu Santo.


Claro está  que asumir esa "nueva identidad" resulta muy comprometedor, pues supone-antes que nada- renunciar a "lo que éramos antes", a disponer de nuestros talentos y de nuestro tiempo a nuestro antojo,  cuando nos ha sido concedido para hacer una determinada tarea... y no lo que nos va apeteciendo...en cada momento.


Pregúntate si estás esperando que se cumpla el tiempo de tu trabajo, o de tu estudio, para dar rienda suelta a tus gustos y deseos..., si te sientes " liberado" para hacer lo que te de la gana: un hijo de Dios no tiene "vacaciones" a la hora de servir a su Padre Dios.

Pero volvamos al argumento anterior, ¿cómo permanecer siempre alegres, de modo que quienes nos traten se sientan atraídos por nosotros, y se  pregunten por el motivo profundo de nuestra paz interior?


No es suficiente con tener una formación espiritual aceptable, de la que por desgracia, hoy, muchos carecen; ni con tratar de hacer compatible una vida propia de gente del mundo..con una vida de cristianos...; quien así actua se engaña, pensando que con no "robar ni matar", y con cumplir el requisito de "llevar todos los Domingos el cuerpo a Misa"... tiene asegurada la salvación.


No es así. La llamada a compartir la Vida gloriosa de Jesús Resucitado pasa por seguirle en el duro trance de su Pasión y de su muerte, por unir al suyo...nuestro destino.


Ordinariamente no nos será exigido el martirio-  aunque no son pocos los que lo aceptan en nuestros días- , pero sí resulta obligado un verdadero "holocausto espiritual" (y sabemos que lo que distinguía al holocausto de otros sacrificios de la Antígua Alianza, es que la víctima ofrecida debía ser totalmente..consumida por el fuego).

  Una entrega así equivale a aceptar morir para el mundo, renunciando a cualquier aspiración que se oponga al proyecto que ha diseñado Dios para nuestra vida, de modo que podamos hacer propia la letra de una bella canción: "vivo solo para amarte".


La obediencia es el tipo de muerte que se nos pide para ser "de Cristo", cristianos.


Obediencia a su Espíritu- al que también debe ser "nuestro"Espíritu-, obediencia del entendimiento, para creer, aceptando lo que nos revela ...por encima de nuestro juicio personal; y obediencia de la voluntad, para asumir como propios los planes de Dios...anteponiéndolos a planes personales.


¿Acaso una madre, entregada al cuidado de su bebé, hace lo que "le apetece" en cada momento?, ¡no!, por el contrario está anteponiendo, sus 24 horas del dia, el bien de su hijo a su propio bienestar..., incluso hasta cuando se le exige un comportamiento heróico.

Y sin embargo, en ese desvivirse por los suyos vive los años más felices de su vida....


Esa obediencia, diligente y abnegada, no a ratos.. sino continuada, es la condición para permanecer en Cristo como miembros activos, llenos de vitalidad.


Perteneciéndole, no tenemos otra misión que la de Aquel de quien somos, por quien somos y para quien somos.  Todas nuestras ocupaciones, nuestras ilusiones, nuestros problemas , lo que pensamos y lo que hacemos....,en la atención de la familia, en el trabajo o el estudio, en la presencia en la vida social, deben quedar " integrados" en el proyecto redentor de Jesucristo, Verbo encarnado.


Ninguna ocupación debe quedar excluida de la misión que nos corresponde en ese Cuerpo singular, hasta el mismo descanso.


Cuando aceptamos el "peso de la obediencia", entonces y sólo entoces, experimentamos la alegría propia de los hijos de Dios, la de aquellos que se dejan mover..por el  Paráclito divino.


Oí decir a un Santo: "la verdadera alegría tiene sus raices en forma de cruz", y esa alegría -no otra- hace brillar en nuesro rostro la luz de Dios, haciéndonos aptos para prolongar el paso de  Cristo en nuestro tiempo, vivo en nosotros, haciéndo posible su encuentro con todos aquellos que se crucen en el camino de nuestra vida.