Sólo mirando con los ojos del alma podemos descubrir el por qué de una alegría desbordante.
Vamos a reflexionar...a la vista del Portal de Belén.
COMO UN SER HUMANO MÁS, HACIENDO VISIBLE A DIOS, DEJANDO CLARO LO QUE NOS QUIERE, Y DESVELÁNDONOS NUESTRA PROPIA IDENTIDAD, EL SENTIDO DE NUESTRA VIDA.
ESTÁ DECIDIDO A VIVIR COMO "SUYA" NUESTRA VIDA, siempre que se lo permitamos...
Descubrir que "tenemos un sitio" preparado en el seno de la Santísima Trinidad...sí que es un motivo consistente de alegría.
En nuestras manos está aceptar o rechazar esa inimaginable "oferta divina".
ÉL SE HUMANIZA...PARA QUE NOSOTROS PODAMOS DIVINIZARNOS.
Hechos uno con Jesucristo, todo lo que pensamos, decimos, hacemos o sufrimos, guiados y movidos por su mismo Espíritu, se lo atribuye Él, dándole un valor transcendente, que supera la más ambiciosa de las expectativas humanas.
COMPARTIR VIDA CON EL VERBO DE DIOS ENCARNADO, SUPERADA LA TRAGEDIA DEL DOLOR Y DE LA MUERTE, ¿NO ES LA VERDADERA RAZÓN DE NUESTRA ALEGRÍA NAVIDEÑA?
Por eso, el observar a la Sagrada Familia en el Portal de Belén debe despertar en nosotros un profundo agradecimiento, y movernos a un compromiso firme de fidelidad a nuestra vocación cristiana.
Si no correspondemos a esa llamada a formar parte de la Familia de Dios...toda la alegría de estas fiestas se fundamentará en razones humanas, que se disiparán como el humo en el aire.
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