El impacto sobre el suelo, a esas horas de la madrugada, causó un ruido tremendo..., suficiente para despertar a todo el vecindario...Unos y otros acudieron enseguida a comprobar lo sucedido...¡hay un hombre ardiendo!, y cada cual trató de asistirlo...a su modo: ¡vamos a echarle agua!..., ¡no!, que es peor..., el caos era agobiante, hasta que alguien, con más sentido común, decidió apagarlo con una manta..., ¡por fin!, el fuego estaba controlado.
Llamad a una ambulancia, ¡hay que llevarlo al Hospital!...A todo esto el pobre no había perdido el conocimiento....
En esa dramática situación, nuestro paciente estaba experimentando un gozo íntimo: todos se estaban desviviedo por él..., y ese "consuelo" atenuaba el dolor de sus quemaduras...
Al llegar al Hospital el equipo médico valoró la situación: ¡tiene más de un 50 por ciento de superficie cutánea afectada, la situación es gravísima!....comenzó un calvario de curas dolorosas, intervenciones quirúrgicas para reponer -mediante injertos- las zonas de la piel perdida....y ello durante unos largos seis meses..., pasado ese tiempo ...pudo ser dado de alta.
Justo ese día que volvía al Hospital, para la primera revisión, el cirujano que le había atendido se dirigió a él: ¡cuéntale a este alumno de Medicina tu historia!, y con todo detalle me pormenorizó lo que acabo de contarte...
Tengo que reconocer que esa entrevista me impactó, me dió mucho que pensar, e influyó en la actitud que adoptaría ante los miles de pacientes que, en el futuro, acudirían a mí en busca de ayuda.
Entendí la importancia que tiene "sentirse querido"...como fundamento de la autoestima, y consecuentemente la importancia de demostrar un interés real, no fingido, por cada paciente que se cruzara en mi camino...¡quien sabe si detrás de una situació "aparentemente normal" esa persona estaba experimentando el cruel sentimiento de la soledad!.
Me llevó a pensar que aún en los casos más desdichados, de gente abandonada y cargada de problemas "sin solución"...siempre hay Alguien para quien somos muy importantes, Alguien que "está en nuestras cosas", Alguien para el que nunca somos pelmazos..(y según una definición que me parece muy acertada, un pelmazo es una "persona que te que quita la soledad....y no te da la compañía" ), Alguien que anhela nuestro trato, Alguien que no nos quiere porque nos portemos bien..., sino para que nos portemos bien.
Ese firme convencimiento de sabernos queridos por un Padre así, aleja el riesgo de una soledad amarga, y nos permite vivir llenos de una alegría serena en las más duras situaciones por las que podamos pasar...., y eso porque nos ama sin condiciones y sin medida.
Había experimentado el cariño de la familia, el aprecio de los vecinos, la dedicación de todo el personal del Servicio de Cirugía, llegando a la conclusión de que aquella vida de la que trataba de desprenderse...tenía un valor incalculable, merecía ser protegida.
Mientras me relataba su singular "aventura", se le veia optimista, y consciente de que su narración podria ser de utilidad para un futuro médico...que estaba estrenando su primera bata blanca.
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