Bienvenidos a mi blog

La razón de incluir este blog en una web de formación como es identidadymision.com es crear una ocasión continuada de expresar ideas, y de compartir experiencias, que como ser humano, como amigo, como padre, y -en todo caso- como cristiano, he adquirido y acumulado a lo largo de una vida que empieza a ser... dilatada en el tiempo.

¡Ojalá, pueda lograr ese objetivo!

INDICE TEMÁTICO DEL BLOG, CON ENLACES A LAS ENTRADAS, Y ORIENTACIÓN SOBRE SU CONTENIDO...


jueves, 12 de abril de 2012

¿ SE PUEDE ROBAR EL AMOR?




El tema del amor, divino y humano, es una constante en este Blog, sencillamente porque es el centro de gravedad de mi vida.
No podría ser de otro modo, si tenemos en cuenta que es un elemento constitutivo de nuestra esencia.
Siempre se nos ha dicho que el ser humano es un "animal racional”, subrayando la inteligencia como rasgo distintivo respecto a los demás criaturas.
 Sin embargo me veo en la necesidad de corregir esa “definición” del hombre.
Si somos una “réplica contingente” de Dios, y Dios es amor, también lo nuestro debe ser amar.
Fuimos creados por amor y para amar, esa es la tarea que nos realiza.
La razón es requisito para el amor, pues nisi volitur nisi cognovitur (sólo amamos lo que conocemos),dicho de otro modo: está ordenada a él.
Hace unos días incluimos una idea en Twitter que puede centrar nuestra reflexión de hoy.
“No trates de hacer a Dios “esclavo” de tus intereses egoístas”, apropiarte de Él, en lugar de entregarte a Él. Dios se da… pero no se deja robar”
Ese comentario, que en principio se refería a nuestro trato con Dios, bien puede ser aplicado al amor humano: si a Dios se le conquista entregándose a Él, ¿cómo deberíamos conquistar el amor humano? ¿Asediando … o respetando?
En el amor, como en las monedas, se distinguen dos caras: el “eros” y el “ágape”.
El eros es la respuesta que despierta en nosotros alguien a quien consideramos “conveniente”. Se trata de un deseo de posesión, porque esa persona se nos presenta como una “promesa de felicidad”, la vemos como un objeto deseable.
Pero el amor que conviene a la dignidad del ser humano es el amor de donación, no de “apropiación”; ese amor subordina el bienestar propio al bien del amado.
Quien así ama sale de sí mismo y -de algún modo- “se hace el otro”, asumiendo como propias sus necesidades, sus problemas y sus aspiraciones, en una palabra, su vida.
Quien entiende que enamorar a otro se logra mediante un plan de caza y captura, no ha entendido lo que es el amor, porque ese empeño por conquistar parece amor… pero es egoísmo.
Para enamorar a alguien el camino es muy distinto.
No es infrecuente que quien confunde el amor con la posesión, trate de adueñarse del otro recurriendo a cualquier recurso, lícito o no; si no es capaz de despertar en el otro la “necesidad de darse”, se presenta ante él como indigente, tratando de inquietar su conciencia, si no lo acoge, si lo desprecia, hasta hacerle “responsable” de su fracaso vital. ¿No es un verdadero chantaje emocional? Sin duda esa es una actitud mezquina, pues presentándose como víctima pretende -con engaño- condicionar la libertad del otro.
En el fondo no ama, porque no busca el bien del amado sino la satisfacción personal.
Quien se ha hecho esclavo de sus deseos está incapacitado para amar, porque si amar es dar y darse, y nadie da lo que no tiene…
¿Cómo podría entregarse, sin ser dueño de sí?
Esa falsificación del amor no solo no es edificante, sino que es destructiva, pervierte el amor.
Y es que no debemos confundir la “tormenta de sentimientos” que acompañan al amor… con el amor mismo.
El amor de 24 kilates, es aquel que sabe sufrir para hacer feliz al otro.
Si quieres valorar la calidad de tu amor pregúntate: ¿trato de hacer feliz a quien “amo”, o estoy persiguiendo mi propia felicidad?

No hay comentarios:

Publicar un comentario