El "cristiano" acepta que Jesucristo "existió", y valora sus enseñanzas como un ejemplo luminoso de vida...muy lejano de sus posibilidades personales.
En el fondo ser cristiano sería un MODO DE PENSAR, y - todo lo más- un modo de actuar, y no un MODO DE SER; para considerarse cristiano bastaría con llevar una vida honesta... y dejarse ver, de vez en cuando, en las reuniones litúrgicas de la Parroquia.
En realidad no se ES cristiano por sostener unas ideas..., sino como consecuencia de un ENCUENTRO PERSONAL CON CRISTO..., un encuentro que nos cambia por completo la vida.
En estas líneas quisiera reflexionar, con lógica sobrenatural, acerca de la identidad del cristiano.
Estoy convencido de que tú lo entenderás.
Queda claro que nos estamos moviendo en el terreno del ser, el que los filósofos llaman "terreno ontológico", y no en el ámbito de las ideas, del simple conocimiento que se considera "terreno gnoseológico".
SI EL SER CRISTIANO AFECTA LA MODO DE PENSAR Y AL MODO DE COMPORTARSE...ES PORQUE ANTES HA SUPUESTO UN VERDADERO CAMBIO DE IDENTIDAD, un cambio de "lo que se es", porque, en expresión clásica de la Filosofía, "el obrar sigue al ser".
Dicho de otro modo, NO SOMOS CRISTIANOS PORQUE CREEMOS...., SINO QUE CREEMOS PORQUE SOMOS CRISTIANOS.
COMPARTIR NATURALEZA CON EL MISMO DIOS supone "adquirir" nuevas potencias, de conocimiento y de voluntad, que permiten ver la realidad....como la ve Dios, conocerle y conocerse, -eso es la Fe- y amar con el "corazón" de Dios, en eso consiste la Caridad.
POR TENER OJOS EN EL CUERPO PODEMOS VER, POR TENER FE... PODEMOS CREER.
¿Cómo hacernos una idea del modo en que podemos participar en la Naturaleza de Dios?, ¿Cómo salvar la distancia infinita que separa al Creador de su criatura?.
El Amor de Dios ha encontrado el modo de lograrlo: que el Verbo eterno se humille hasta nuestra condición humana, glorifique nuestra naturaleza, haciendo posible el que podamos hacerla "nuestra", y la comparta con cada uno, que es lo que ocurre en la Comunión.
Según esta analogía, en el Bautismo se nos injerta en el "árbol de la vida", que es Cristo.
¿Sabes algo de jardinería?.
Entre los diversos tipos de injertos hay uno que es el "injerto lateral", en el que la planta injertada mantiene sus raices...aunque establece una unión en el tallo del receptor..por la que puede obtener la savia que la revitalizará.
En la medida en que su alimento lo tome de la planta que lo acoge...puede llegar a prescindir de sus antíguas raices, pasando a ser "de otro"...sin dejar de ser "él mismo".
Si por el contrario opta por extraer su alimento de la tierra...de nada habrá servido el injerto, quedará interrumpido el aporte de la nueva savia.
¿Estás dispuesto a arrancar las raices de tu vida pasada, para tener unidad de vida, para vivir sólo de Dios?
En el símil del injerto el receptor y el injertado, deben sufrir una herida en su tallo, para establecer el contacto... sin herida no es posible la unión.
Al hacerlo hacemos propios sus méritos, su muerte en la Cruz, mientras que Él hace suya nuestra vida, incluidas nuestros trabajos y nuestras culpas, nuestras alegrías y nuestras preocupaciones, y cumple en su propia carne la condena dictada contra nosotros, contra cada uno.
Su muerte es, entonces, nuestra muerte, y su Resurrección nos permite vivir su Vida, Vida Eterna...propia de Dios.
Estando "en Él",viviendo de Él, su Espíritu es también nuestro Espíritu...el que nos da Vida divina, el Espíritu al que debemos obedecer.
Hechos Uno con Jesús... su misión redentora pasa a ser misión nuestra..., no tenemos otra meta, y en ella se integra todo lo que hacemos...y todo lo que sufrimos.
Corresponde a cada uno decidir si acepta la oferta de Dios, si elige compartir -a todos los efectos - la vida con Jesucristo..., o prefiere "ir por libre", y gastar nuestro tiempo en una búsqueda ansiosa de una felicidad temporal..., basada en el bienestar y en el éxito, que se nos escapa... como se escapa el agua entre las manos.
¿TIENES CLARA TU ELECCIÓN?
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